La Starship se ha convertido en el tubo de ensayo más importante de la compañía de Elon Musk, que en cada lanzamiento se ‘juega’ haber realizado los ajustes necesarios para aplicar lo aprendido de anteriores lanzamientos y no arruinar el vuelo. El último de estos accidentes ha ocurrido hace escasos minutos cuando la Starship SN11 ha explotado en el aire poco tiempo antes de aterrizar.
Se trata del undécimo prototipo de Starship de la compañía y el cuarto en realizar un vuelo de prueba. El plan de vuelo, según detalla la propia SpaceX, era el de ascender a una altitud de 10.000 metros antes de descender a tierra para realizar la ya conocida y complicada maniobra de aterrizaje.
El lanzamiento se ha producido en medio de una niebla densa en las instalaciones que tiene la compañía en Texas. Mala climatología que el prototipo de Starship dejó atrás tan solo unos segundos después del despegue para continuar con el plan de vuelo programado. Tras una fase de ascenso sin novedades, la SN11 comenzó a descender y antes de tocar tierra algo ocurrió.
El problema, al parecer, sobrevino cuando el operador del cohete anunció que se situaba a 1 kilómetro de altitud. Momento en el que la señal de vídeo se queda congelada y no se vuelven a tener más reportes. El cronómetro, en ese instante, marcaba 5 minutos y 49 segundos de vuelo.
«Parece que el motor 2 tuvo problemas con el ascenso y no alcanzó la presión operativa en la cámara de presión durante el encendido del aterrizaje, pero, en teoría no era necesario», ha declarado Elon Musk. A lo que añade que «algo significativo sucedió poco después del inicio del encendido del aterrizaje». También apunta a que el problema se debería identificar a lo largo de la tarde de hoy -noche en España- una vez revisen los datos de telemetría.
Elon Musk no iba a perder la oportunidad de utilizar su ya tradicional tono irónico y ha anunciado que «al menos el cráter [dejado por la nave] se encuentra en el lugar correcto». Otro de los puntos que ha indicado, tras conocerse el accidente de la Starship, es que una tasa de producción de naves espaciales alta resuelve muchos problemas. Clara alusión a que SpaceX cuenta con un buen número de prototipos en la cadena de montaje.
De esta forma, SpaceX suma un nuevo vuelo fallido tras los prototipos SN8 y SN9 lanzados en diciembre y febrero. El primero de ellos se estrelló y el segundo explotó. En cambio, el SN10 lanzado el 3 de marzo aterrizó con éxito y explotó pocos minutos después.
Tras el rotundo éxito con la cápsula Crewdragon y el ya más que probado cohete reutilizable Falcon 9, el objetivo de SpaceX se encuentra en un momento clave en el desarrollo y perfeccionamiento de su siguiente nave. La Starship, como así la han denominado, tiene como fin último llevar astronautas a la Luna, en una primera instancia, y después a Marte.
Fuente: Omicrono
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